viernes, 17 de abril de 2009

Hangzhou, janchou, janzú, anzou... la venecia de China

A las buenas,

¿Qué tal la vuelta al cole? Esperamos que haya sido más bien tipo "volver a estrenar zapatos y libros, volver a encontrar los viejos amigos..." y no de mal humor y sin ganas. Nos cuentan que hace malo, que seguro que no ayuda, pero no os preocupéis que enseguida os mandamos la primavera de vuelta.

La verdad es que con tanto ajetreo se nos ha olvidado contaros un poco más de nuestra visita a Hangzhou, que cómo no, tuvo sus accidentes. La verdad es que como ahora nos manejamos bastante bien, a veces se nos olvida que seguimos siendo guiris, así que cuando me fui a comprar los billetes, resulto que no quedaban en el tren que quería y no había apuntado más. Le dije que me diera en otro y la tipa "mei you mei you mei you mei you..." ("no hay" pero también la frase que utilizan cuando se atascan y deciden no comunicarse contigo) así hasta que le dije que entonces era imposible volver de allí y me acabó dando un billete para un tren por la mañana. Esto al principio me pareció una puñeta, pero acabó siendo estupendo, porque de verdad, que viaje más duro... Según llegamos a la estación había una cola de más de una hora para coger un taxi y claro, no nos quedo otra, después en el hotel habían decidido darle nuestras habitaciones reservadas a otros y tuvimos que discutir una hora para que nos dieran unas habitaciones en las que no había hueco para poner los pies fuera de la cama... Menos mal que desde allí nos fuímos a cenar al lago y sólo por eso, por pasear por el lago vacio por la noche y verlo bajo la luna, merece la pena todo lo demás..

Lo que pasa es que, cuando a la mañana siguiente volvimos dispuestos a explorarlo de día, ya habían llegado cientos de autobuses de chinos (es uno de los destinos más turísticos) con sus tours organizados, con camisetas, gorra y megáfonos y se acabó la paz...Aunque hicimos lo posible por verlo todo y también el centro histórico de Hangzhou, entre las largas filas de chinos, que era imposible andar rápido y que a las cuatro de la tarde (ojo al gran sistema) todos los taxis de Hanghzhou paran a la vez para hacer cambio de turno y te quedas tirado allí donde estés...pues claro, fue imposible, se nos quedaron algunos templos pendientes para cuando recuperemos las ganas de volver. Por la noche seguimos explorando y nos volvió a parecer un lugar encantador, hasta que nos tocó enfrentarnos con un taxista timador (allí no ven muchos "lawais" y se creen que todo el monte es orégano) que no sabía que le iba a tocar enfrentarse con nuestra ira acumulada de todo el fin de semana (o quizá de todo el año..) Así que ya veis, el sitio precioso, ¿volver? quizá algún día entre semana cuando no estén todos los chinos de la costa este de visita. Al final, los billetes de por la mañana fueron una bendición y todos dimos gracias de volver a Shanghai que es la jungla, pero también es casa.

Lo increíble es no haber visto a Chupao entre todos esos millones de chinos o quien sabe, quizá nuestras barcas se cruzaron en mitad del lago y entre tanta gente no nos vimos..

Un fuerte abrazo y feliz fin de semana,

Oscar y Mónica

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué animal está nadado detrás de Óscar?

Besitos,
Lucía

Javier dijo...

Hola chicos,
Que he estado bastante desenganchado!!
Como os va??
Ya veo que no paráis!!! Entre curro (sobre todo esto) y viajes.
Nosotros en 1 semana nos vamos a hacer el camino de Santiago desde Astorga, ya os contaremos!
Muchos besos!!
Hay ganas de veros!!
Javi & Marta

Padre Muriel dijo...

¿Pero al final qué pasó con el taxista? ¡Joder, Parece mentira que seaís de Carabanchel! Su toquecillo macarra en la anécdota nos levanta la moral, es más, el día que aparezca Chupao, que ya debe de estar crecidito, dadle dos hostias bien dadas. Bueno, que aquí seguimos con la crisis y algo de estrés. Besucos.

Anónimo dijo...

Socorro!!! yo también estoy preocupada por el bicho que hay detrás de Oscar.

Todo bien por aqui. Esperando ver a Chupao cuanto antes.

Besos,
Araceli

Kureka dijo...

Como por fin ha habido un poco de movimiento por aquí, os contesto para que sigáis animados y pongáis comentarios de vez en cuando, que hace ilusión.

Lo que hay detrás de Oscar es un búfalo de agua, en este caso de algún metal dorado. Por aquí, los hay en los ríos grandes y lagos (bueno, en los pastos de los lados y se meten a bañarse)

Con el taxista, pues no llego al correr la sangre, a pesar de mi espíritu carabanchelero. Sólo que me dijo que no sabía ir al hotel, le dije que no se preocupara que yo llamaba y se lo explicaban, me dijo que entonces sí sabía ir pero que nos cobraba 50, le dije que ni hablar y que si quería llamaba a su compañía a preguntar, nos llevo al hotel, pero no encendió el taxímetro, le pregunté si estaba roto y se echó a reír..así que cuando llegamos le hice ir hasta justo justo la puerta, llame a todos los trabajadores del hotel que pasaban por allí y les dije con cara de buena que al pobre taxista se le había roto el taxímetro y que cuánto costaba del lago aquí, que me quería cobrar cincuenta...Así que después de llamarle jeta le di 20 y, no lo hice aposta (aunque le da un toque interesante a la escena)pero se me cayeron y el hombre tuvo que rebuscarlos entre sus propios pies, momento que casi aprovecho para darle un collejón, pero me contuve :) Nada muy grave como veis.

Muchos besitos a todos,

Mónica

Padre Muriel dijo...

¡ES MI HIJA!