lunes, 15 de diciembre de 2008

Y por fin en Beijing (parte II)

A las buenas,

Ya nos ha tocado despedirnos de la tierra china de los Chiquitos de la calzada sí, como lo oís, cuando nuestra primera profe nos dijo que la "r" final del chino sonaba como Chiquito, no sabíamos hasta que punto estaba en lo cierto. De hecho, hasta que nos acostumbramos al acento de Beijing lo único que oíamos eran "chiquitadas". Lo curioso del asunto es que ellos nos entendían bastante bien a nosotros, una gran soplo de autostima para nuestro chino, y una vez te acostumbras un poco también se les entiende mejor a ellos, más que nada porque hablan muuuuuuucho más despacio que la gente de Shangai (andan y conducen también con menos prisa) Por fin de vuelta en casa, andamos pensando en lo bien que se vivía en ese "microapartamento" de 10 metros en Beijing donde la calefacción llegaba hasta el último rincón. Y es que, a pesar de que Shanghai nos ha recibido con un día soleado, y en Beijing hemos visto helarse todo el agua de la ciudad, seguimos creyendo que el frío de allí es más sano y la calefacción más humana que el aire acondicionado.

A los españoles, que nos gusta verlo todo desde nuestro punto de vista, nos da por comparar Madrid con Beijing y Barcelona con Shanghai. Shanghai es una ciudad físicamente más moderna, pero Beijing, mantiene una magia especial y con el lavado de cara que le han hecho para las olimpiadas deja a Madrid en una situación bastante buena. Eso si Mónica sigue prefiriendo, Shanghai para vivir, pero a mi me tiran las cosa más chinescas, al menos por ahora...

Beijing en general es una ciudad mucho más china, y bajo mi punto de vista más humana. La gente es mucho más sencilla y se nota que todo es mucho más barato que en Shanghai. Juanita "la ayi" nos ha dicho hoy que los salarios son uan tercera parte. No hay tantos mega-rascacielos, y de hecho en muchas zonas las casa siguen siendo de muy pocas alturas, especialmente de una en los hutongs. En Shanghai, este tipo de construcciones han ido desapareciendo para dejar sitio a los grandes bloques de ormigón y cristal, pero en Beijing siguen completamente vivos y de hecho son una atracción turística muy interesante (Pero meteros a mancharos un poquillo, nada de carritos) Otra gran diferencia entre las dos ciudades es la parte imperial, realmente hay cosas impresionantes que merece la pena ver. Por desgracia me puse malucho y no pudimos aprovechar el tiempo que teníamos para hacer turismo.

Al principio nos extrañó que la gente nos mirara tanto y que en una ciudad que ha vivido unas olimpiadas sigan pidiendote hacerte fotos contigo, en este caso solo con Mónica. A uno de ellos le preguntamos y nos dió la clave: "No eran de Beijing". Como capital y símbolo de la nación, Beijing es el lugar de peregrinación de todos los Chinos.

Este viaje nos ha dado para pensar en el avión de vuelta que "En China puedes encontrarte gente en los aviones cuyo medio de locomoción natural debería ser el burro". Esto no es en tono ofensivo, a mi se me ha venido a la cabeza el típico asociar gente con su tipo de casa del colegio... pero es que China es eso "contrastes".

Por cierto, una de las visitas que más nos gustó y que se queda un poco fuera de los circuitos habituales es la gran Mezquita. En general todas las mezquitas que hemos visitado en China nos han parecido muy especiales, una mezcla de culturas con un resultado genial.

Obviamente queríamos poneros más fotos, pero no sabemos porqué no nos deja, ya las añadiremos más adelante.

Lo mismo Chupao, estaba escondido en algún "hutong" o ha aprovechado que habrá poca gente y está de paseo por la Gran muralla, habrá que volver a Beijing. lo que es seguro es que con lo bien que se come, no habrá perdido su apariencia.

Un besazo a todos,

Oscar y Mónica
Justificar a ambos lados

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las prisas nunca son buenas, lo digo yo que me he pasado la vida persiguiéndome a mi mismo. Con las prisas se olvida los signos de puntuación, pueden bailar las letras y hasta el hormigón puede perder alguna de sus duras aunque mudas propiedades. Pero eso sí, si las prisas son bellísimamente justas, las propiedades antes aludiadas pueden ser sustidas con mucho hamor e hilusión. Besuscos que van por el haire.