Primeras impresiones

En unas horas hará una semana que llegamos a China y, aunque nos va a ser difícil resumir, queríamos contaros lo que nos ha ido pasando estos días. La verdad es que llegar hasta aquí fue duro, quince horas de viaje acompañados de tres matrimonios murcianos que iban a Australia a organizar la visita del Papa e intentaban convencernos de lo malo que es vivir en "pecaico". Según aterrizamos vimos que no se podían meter alimentos ni de origen animal ni vegetal, especialmente tomates y berenjenas (¡Y nosotros creyendo que la gripe grave era la del pollo!) De todas formas, como buenos pícaros peninsulares metimos nuestras reservas dignas de Alfredo Landa y compañía esquivando la seguridad nacional...

Advertencia para los que penséis venir: si en el avión os dan a elegir: NUNCA escojáis desayuno chino, es arroz, claro, pero imaginaros que al arroz de cuando estás malo le quitas la sal, el laurel, el aceite y el ajo, vaya, le quitas todo y lo dejas pasarse hasta que crea su propia gelatina. Pues así y con verduras disecadas de sobre.

Nuestra llegada a Shanghai fue estupenda: nos tocó el único taxista timador de toda la ciudad, que nos hizo una ruta turística por toda la ciudad. Cuando una hora después llegamos al hotel, nos dimos cuenta de que se nos había quedado el portatrajes en el aeropuerto y tuvimos que volver, de mostrador en mostrador en "chinglish" hasta recuperarlo. Los taxis son tan baratos que hay que pegarse para cogerlos como en la Puerta del Sol en navidad y al entrar una maquinita dice "welcome to my taxi!" y hay un cartel indicándote que si el taxista fuma, escupe, es maleducado...no le tienes porque pagar.

Hablando de escupir...esa bonita costumbre practicada por chinos y chinas de cualquier tamaño y edad, no es ya que escupan por la calle, no, es que lo hacen en cualquier sitio y una vez que empiezan no paran hasta que se han dejado bien limpios los pulmones, acompañándolo de un sonido que ni el peor viejo de España podría conseguir.

La comida es probablemente lo más sorprendente de todo, la mayoría de las veces no sabemos qué comemos ni cómo comerlo y por supuesto en nada se parece a la comida de los restaurantes chinos españoles (¿dónde están los rollitos...?) Se come, eso sí, increíblemente barato (desde 4 euros por los dos, cervecitas incluidas a 50 entre los dos en uno de los más caros de la ciudad) y por supuesto con palillos, así que entrenad los que vayáis a venir. Eso y el agua caliente que te ofrecen como cortesía en cualquier parte, es una lógica aplastante: si hace frío ¿Por qué vas a beber agua fría? Una cosa que hemos descubierto es uqe los chinos, que son gente muy lista, también tienen el concepto de menú del día (Aunque por 2 ó 3€) y con un plato base y 4 ó 5 cosillas más.

Por no ser pesados y porque aquí es la una de la mañana y tenemos que encontrar casa, es decir, que nos espera otro día duro, aquí lo dejamos. De Chupao por ahora, ni rastro.

Abrazos para todos,

Mónica y Oscar